miércoles, noviembre 07, 2007

DE LA SOLEDAD PRODUCTIVA A LA COMUNIDAD Y AL MINISTERIO. III

Tercera parte del texto de Henri Nouwen

Comunidad

Es precisamente el eje, en esa comunión con Dios, que descubrimos el llamado a la comunidad. Es sorprendente que la soledad siempre nos llama a la comunidad. En la soledad te das cuenta que eres parte de una familia humana y que junto con ellos quieres construir algo.
Por comunidad, no entiendo comunidades formales. Pueden ser familia, amigos, parroquias, grupos de formación, grupos de oración. La comunidad no es una organización, es una forma de vida: Reúnes alrededor de ti personas con las cuales quieres proclamar la verdad de que somos hijos e hijas amados de Dios. Estar en comunidad no es fácil. Alguien dijo en alguna ocasión: “La comunidad es el lugar donde la persona con la cual menos quieres vivir, siempre vive”. En la comunidad de Jesús, los doce apóstoles, el último nombre era de alguien que lo iba a traicionar. Esa persona está siempre en tu comunidad en algún lado, tú puedes ser esa persona.
Yo vivo en una comunidad que se llama Daybreak – una de cien comunidades alrededor del mundo donde niños, niñas, hombres y mujeres que tienen limitaciones mentales y aquellos que los ayudan, viven juntos. Nosotros compartimos todos los aspectos de la vida día a día. Natanel, Jeannet y todas las otras personas de nuestra comunidad saben lo difícil que es y lo hermoso que es vivir juntos.
¿Por qué es tan importante que la soledad productiva preceda a la comunidad? Si no sabemos que somos hijos e hijas amados de Dios, vamos a esperar que alguien en la comunidad nos haga sentir esto. No pueden. Esperaremos que alguien nos de de ese amor perfecto e incondicional. Pero la comunidad no es la soledad de uno aferrada a la soledad de otro: “Yo estoy tan solo y tú estás tan solo”. Es la soledad productiva aferrada a la soledad productiva: “Yo soy amad@, tú eres amad@; juntos podemos construir un hogar”. A veces estás cerca, y eso es maravilloso. A veces no sientes el amor, y eso es duro. Pero podemos ser fieles. Podemos construir un hogar juntos y crear un espacio para Dios y para los hijos de Dios.
Dentro de la disciplina de la comunidad están las disciplinas del perdón y de la celebración. El perdón y la celebración son lo que hace la comunidad, ya sea un matrimonio, una amistad o cualquier otra forma de comunidad.
¿Qué es el perdón? El perdón dice: “Yo sé que tú me amas, pero no tienes que amarme incondicionalmente, porque ningún ser humano puede hacerlo”.
Todos tenemos heridas. Todos estamos sometidos a tanto dolor. Es precisamente este sentimiento de soledad que asecha detrás de todos nuestros éxitos, ese sentimiento de inutilidad que se esconde detrás de toda alabanza, esa sensación de sin sentido aún cuando otros creen que eres fantástic@. Eso es lo que nos hace aferrarnos de la gente y esperar de ellos un afecto y amor que no pueden dar.
Si queremos que otra gente nos de algo que solo Dios puede dar, nos convertimos en demonios. Decimos, “ámame” y antes de lo que sepamos nos volvemos violentos y manipuladores. Es tan importante que nos perdonemos unos a otros. No de vez en cuando, sino en cada momento de la vida. Cada día, antes de desayunar, ya hemos tenido por lo menos tres oportunidades de perdonar. Nuestra mente está maquinando: Qué pensarán de mí. Qué hará él o ella. Cómo me utilizarán.
Perdonar a otros por darte solo un poco de amor es una disciplina difícil. Mantenernos pidiendo perdón porque sólo podemos dar un poco de amor- esa también es una disciplina difícil. Duele decirle a los hijos, a la esposa o esposo, a los amigos, que no les puedes dar todo lo que te gustaría darles. Aún así, allí es donde nace y se crea la comunidad, cuando nos reunimos en una forma perdonadora y sin demandas.
Aquí es donde entra la celebración, la segunda disciplina de la comunidad. Si tú puedes perdonar el hecho de que otra persona no puede darte lo que sólo Dios puede darte, entonces tú puedes celebrar el don de esa persona. Entonces puedes ver el amor que esa persona te está dando, como una reflexión del amor grande e incondicional de Dios. “Ámense unos a otros, porque yo los he amado primero”. Cuando hemos conocido ese primer amor, podemos ver el amor que nos llega de la gente como un reflejo de este amor. Podemos celebrarlo y decir “¡que maravilla!”, “¡es hermoso!”
En nuestra comunidad en Daybreak, tenemos que perdonarnos mucho. Pero en medio del perdón viene la celebración: vemos la belleza de la gente que a menudo son considerados marginados por la sociedad. Con el perdón y la celebración, la comunidad se convierte en el espacio donde podemos invocar los dones de otras personas, los levantamos y decimos: “Tú eres el hijo amado y la hija amada”.
La celebración del don del otro no significa dar pequeños cumplidos – “Tocas el piano muy bien”; “Eres tan bueno para cantar”. No. Esto sería un desfile de talentos.
Celebrar los dones de los otros significa aceptar la humanidad del otro. Significa vernos unos a otros como personas que pueden decir: “Bienvenida”, que pueden comer, y dar algún espacio. Una persona que en presencia de otros se quiebra de repente está llena de vida, porque uno descubre su propio quebrantamiento a través de ella.
Esto es lo que quiero decir: en este mundo, tantas personas viven con el peso del autorechazo: “No soy buen@. Soy inútil. La gente en realidad no se preocupa por mí. Si no tuviera dinero, no me hablarían. Si no tuviera esta posición no me llamaría. Si no fuera tan influyente, no me amarían”. Debajo de un éxito y una carrera muy admirada puede vivir una persona temerosa que se cree poca cosa. En el contexto de la comunidad se crea esa vulnerabilidad mutua, en la cual nos perdonamos unos a otros y celebramos los dones del otro.
He aprendido mucho desde mi llegada a Daybreak. He aprendido que mis verdaderos dones no son que escribo libros, o que fui a universidades. Mis verdaderos dones son descubiertos por Jeannet y Natanael y otros que me conocen tan bien que no se pueden impresionar más por estas arandelas. De vez en cuando me dicen: “Tengo un consejo que darte: ¿Por qué no lees algunos de tus propios libros? Hay sanidad en ser conocido en mi vulnerabilidad, impaciencia y debilidad. De repente me doy cuenta que Henry es una buena persona también en los ojos de la gente que no lee libros y a quienes no les importa el éxito. Estas personas pueden perdonarme constantemente por los pequeños gestos y comportamientos egoístas que siempre están ahí.

domingo, octubre 21, 2007

DE LA SOLEDAD PRODUCTIVA A LA COMUNIDAD Y AL MINISTERIO. II

Segunda parte del texto de Henri Nouwen

Soledad Productiva.

La soledad productiva es estar con Dios y sólo con Dios. ¿Hay espacio para esto en tu vida?
¿Por qué es tan importante que estés con Dios y sólo con Dios en la cima de la montaña? Es importante, porque es el espacio en el cual tú puedes escuchar la voz del que te llama “mi amado”.
Orar es escuchar al que te llama “mi hija amada”, “mi hijo amado”. Orar es dejar que esa voz te hable al centro de tu ser, a tus tripas, y dejar que esa voz resuene con todo tu ser.
¿Quién soy? Yo soy la amada o el amado. Esa es la voz que Jesús escuchó cuando salió del río Jordán: “Tú eres mi amado; en el cual me complazco”. Y Jesús te dice a ti, como me dice a mí, que somos amados tal como él es amado. Esa misma voz está allí para ti. Cuando no reclamas esa voz, no puedes caminar con libertad en este mundo.
Jesús escuchó esa voz todo el tiempo, y fue capaz de recorrer la vida. La gente le aplaudía; se reía de él; le decían “¡Hosanna!”, y le gritaban “¡Crucifíquenlo!” Pero en medio de esto, Jesús sabía algo – Yo soy amado; soy el favorito de Dios. Él se aferraba a esa voz. Existen muchas otras voces que hablan duro: “¡Pruébanos que eres amado!”, “Compruébanos que vales algo”, “Prueba que puedes contribuir en algo”, “Haz algo importante”, “Construye una identidad”, “Por lo menos muestra un poco de poder, entonces la gente te amará; entonces la gente dirá que eres maravilloso, que eres excepcional”.
Estas voces son fuertes en este mundo. Estas eran las voces que Jesucristo escuchó inmediatamente después de oír: “Tú eres mi amado”. Otra voz dijo “Prueba que eres el amado. Haz algo. Convierte en pan estas piedras. Asegura la fama. Salta del templo y serás conocido. Toma un poco de poder para que tengas verdaderas influencias. ¿No quieres influir? ¿Esa no fue la razón porque viniste?
Jesús respondió: “No, no tengo que probar nada. Ya soy el amado.”

Me encanta la pintura del Regreso del Hijo Pródigo de Rembrandt. El padre abraza a su hijo, abraza a su hija, y toca a su hijo y a su hija y dice, “Tú eres mi amado, mi amada. No voy a hacer preguntas. A donde quiera que hayas ido, lo que quiera que hayas hecho, y sin importar lo que la gente dice acerca de ti, tú eres mi amado. Estás a salvo en mis brazos. Yo te toco. Yo te protejo bajo mis alas. Puedes retornar a mí. Mi nombre es Compasivo. Mi nombre es Amor.”
Si mantienes esta idea en la mente, puedes manejar una cantidad enorme de éxito como también una cantidad enorme de fracasos sin perder tu identidad, porque tu identidad es que eres amado, amada. Mucho antes que tu padre, tu madre, tus hermanos y hermanas, tus maestros, tu iglesia o cualquier otra persona te tocaran en una forma, ya sea hiriente como amorosa- mucho antes de que fueras rechazado por una persona o alagada por otra- esa voz ha estado allí siempre. “Yo te he amado con amor eterno”.
Ese amor está allí antes de que nacieras y estará allí después de que mueras.
Una vida de cincuenta, sesenta, setenta o cien años es solo un pequeño momento en el cual puedes decir: “Si, yo también te amo”. Dios se ha hecho tan vulnerable, tan pequeño, tan dependiente en un pesebre y en una cruz, y nos ruega “¿me amas? ¿Realmente me amas?”
Allí es donde comienza el ministerio, porque tu libertad está anclada en reclamar que eres amado. Esto te permite ir al mundo y tocar a otros, sanarlos, hablarles y hacerlos concientes que son amados, escogidos y bendecidos. Cuando tú descubres tu condición de amado, amado de Dios, comienzas a ver lo amados que son los demás y comienzas a reconocerlo. Es increíble y misterioso como entre más conoces la profundidad del amor de Dios por ti, mejor verás cómo tus hermanos y hermanas en la familia humana son amados.

Esto no es fácil. Jesús pasó la noche en oración. Este es un reflejo del hecho de que la oración no es algo que siempre sentimos hacer. No es una voz que siempre escuchas con estos oídos. No es una intuición que de repente penetra a tu mente. (El corazón de Dios es más grande que el corazón humano, la mente de Dios es más grande que la mente humana, la luz de Dios es tan grande que podría cegarte y hacerte sentir que andas de noche.)
Pero tienes que orar. Tienes que oír la voz que te llama amado, amada, porque de otra forma andarás de aquí para allá buscando afirmación, alabanza, éxito. Y entonces no eres libre.
Si sólo pudiéramos sentarnos media hora al día sin hacer otra cosa excepto tomar una palabra sencilla del evangelio y enfocándonos en ella, por ejemplo “El Señor es mi pastor, nada me faltará”. Dilo tres veces, y sabemos que no es cierto, porque sí nos faltan muchas cosas. Esa es la razón que estamos tan nerviosos. Pero si seguimos repitiendo la verdad, la verdad real- “El Señor es mi pastor, nada me faltará” y dejamos que esta verdad descienda de nuestra mente a nuestro corazón, gradualmente estas palabras serán escritas en las paredes de nuestro templo interior. Este se convierte en el espacio en el cual podemos recibir a nuestros compañeros de trabajo, nuestro trabajo, familia y amigos, y la gente que nos encontramos durante el día.
El problema es que tan pronto te sientas y te silencias, piensas: “¡ay! se me olvidó esto… debo llamar a mi amigo… me voy a encontrar con él…” Tu vida interior es como un árbol de bananos, lleno de micos saltarines.
No es fácil sentarse y confiar que la vida en la soledad productiva, Dios va a hablarte – no como una voz mágica sino que el te dejará conocer algo gradualmente, a través de los años. Y en esta palabra de Dios encontrarás el espacio interior desde el cual vivir tu vida. La soledad productiva es donde comienza el ministerio espiritual. Allí es donde Jesús escuchaba a Dios. Allí es donde nosotros escuchamos a Dios.
A veces pienso la vida como una rueda de carreta con muchos radios y un eje central. A menudo en el ministerio andamos en el rin tratando de alcanzar a todos. Pero Dios dice: “comienza en el eje. Entonces estarás conectado con todos los radios y no tendrás que correr tan a prisa.”

sábado, octubre 20, 2007

DE LA SOLEDAD PRODUCTIVA A LA COMUNIDAD Y AL MINISTERIO.

Amados hermanos y perseverantes de la vida pietista:

En las próximas publicaciones compartiremos con ustedes un artículo del teólogo holandés Henri Nouwen que nuestro queridos hermano Gustavo ha compartido con los encargados de núcleo del GBU. En esta época del año, donde los ramos y sus útimas pruebas parecen ser el techo de nuestras vidas, estaría bien tomar un momento y reflexionar sobre la prioridad y lo que debiera ordenar nuestras vidas.

El día de hoy, en nuestra primera entrega, veremos la introducción, llamada:

"Jesús estableció el orden para el trabajo espiritual."

Las palabras discipulado y disciplina son la misma palabra. Este hecho siempre me ha fascinado. Una vez que hemos tomado la decisión de decir: “Si, quiero seguir a Jesús” la pregunta es: “¿Qué disciplinas me permitirán permanecer fiel a esa decisión?”. Si queremos ser discípulos de Jesús tenemos que vivir una vida disciplinada.
Disciplina, no significa control. Si conozco la disciplina de la psicología o de la economía, tengo un cierto control sobre un cuerpo de conocimiento. Si yo disciplino a mis hijos, quiero tener un poco de control sobre ellos. Pero en la vida espiritual la palabra disciplina significa: “el esfuerzo para crear un espacio en el cual Dios pueda actuar”. Disciplina significa prevenir que todo espacio en la vida se llene. Disciplina significa que en algún espacio no estás ocupado y tampoco preocupado. En la vida espiritual, disciplina significa crear ese espacio en el cual algo con lo cual no estábamos contando, pueda ocurrir.
Creo que tres disciplinas son importantes para que nos mantengamos fieles, de forma que no sólo nos convirtamos en discípulos, sino que permanezcamos como discípulos. Estas disciplinas están contenidas en un pasaje muy familiar de la escritura, pero en el cual puede sorprendernos que se hable de la disciplina:

“En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios. Y cuando era de día llamó a sus discípulos, y escogió a doce de ellos, a los cuales llamó apóstoles: A Simón, a quien llamó Pedro, a Andrés su hermano, Jacobo y Juan. Felipe y Bartolomé. Mateo, Tomás, Jacobo hijo de Alfeo, Simón el Zelote, Judas hermano de Jacobo, y Judas Iscariote, que llegó a ser el traidor.
Y descendió con ellos, y se detuvo en un lugar llano, en compañía de sus discípulos y de una gran multitud de gente de toda Judea, de Jerusalén, y de la costa de Sidón y Tiro, que había venido para oírle, y para ser sanados de sus enfermedades; y los que habían sido atormentados de espíritus inmundos eran sanados. Y toda la gente procuraba tocarle, porque poder salía de él y sanaba a todos.” (Lucas 6:12-19).

Esta es una hermosa historia que relata lo ocurrido desde la mañana hasta la tarde. Jesús permaneció toda la noche en soledad productiva con Dios. En la mañana reunió a los apóstoles a su alrededor y formó comunidad. En la tarde, con los apóstoles, salió a predicar la palabra y sanó a los enfermos.
Fíjate en el orden: de la soledad productiva a la comunidad y al ministerio. La noche es para la soledad, la mañana para la comunidad; la tarde para el ministerio.
Tan a menudo en el ministerio he querido hacerlo solo. Si no funcionaba entonces buscaría a otros y les diría “¡Por favor!” buscando a una comunidad que me colaborara. Si esto no funciona tal vez entonces comenzaría a orar.
Pero el orden que Jesús enseña es lo opuesto. Comienza con estar con Dios en soledad productiva; luego crea un compañerismo, una comunidad de gente con quienes se vive la misión, y finalmente esta comunidad sale junta para sanar y proclamar las buenas nuevas.
Creo que uno puede considerar la soledad productiva, la comunidad y el ministerio como tres disciplinas por medio de las cuales creamos un espacio para Dios. Si creamos un espacio en el cual Dios puede actuar y hablar, algo sorprendente ocurrirá. Tú y yo estamos llamados a estas disciplinas si queremos ser discípulos.

martes, octubre 16, 2007

la paciencia 1

En las búsqueas locas en la web,
me recomendaron esta página para trabajar
la paciencia.

¡Ánimo!

www.waitforever.com

sábado, octubre 06, 2007

EvAnGeLiSmO pErSoNaL (DS 4)

Dios ha reconciliado consigo al hombre mediante Jesucristo y ha entregado a los cristianos el ministerio de la reconcialición, como dice 2ª de Corintios 5.17-21. Los creyentes son representantes directos de Cristo y están comisionados de proclamar su nombre para que otros hombres alcancen la reconciliación. Jesús no ha elegido ángeles ni otros instrumentos aparte de los seres humanos. Hechos 8.1-4 relata que los creyentes esparcidos anunciaban el evangelio. En la iglesia primitiva todos los creyentes eran testigos de Cristo. El estudiante ha sido puesto en su lugar para ser misionero además de cumplir con sus obligaciones. Si los estudiantes creyentes no tienen esta visión, no podrá existir un testimonio activo en su medio.
Evangelismo es la comunicación de las buenas nuevas de Cristo por una persona a otra. Existen tres tipos de evangelismo:
a) Predicación a una multitud.Para realizarlo se requieren como condiciones ser creyente, tener don de evangelista y tener una preparación mínima.
b) Testimonio a un individuo antes desconocido.Para darlo son requisitos el ser creyente y tener la capacidad de presentar el evangelio en forma ordenada. En cierto modo, no todos los creyentes están en condiciones de hacerlo.
c) Testimonio a los conocidos.Juan 1.40-42 relata el encuentro de Andrés con Cristo. Sin saber mucho, contó su experiencia a su hermano Simón y lo condujo a Jesús. En Marcos 5.18-20 se presenta el caso de una persona que había estado endemoniada que fue enviada a los suyos a contar su experiencia de liberación. La única preparación para dar este testimonio es tener una experiencia real y vital con Cristo. Este tipo de evangelismo es para todos y debe realizarse continuamente.
Un grupo local debe aprovechar estos tres tipos de evangelismo.

miércoles, octubre 03, 2007

Recomendaciones acerca del tiempo devocional (DS 3)

a) Es necesario perseverar en el propósito de dedicar diariamente tiempo a la devoción personal, pues siempre se presentarán obstáculos que tratarán de impedirlo.
b) Hay que tener conciencia que se entra en contacto con una persona.
c) Es preciso fijar tiempo y lugar determinados para realizarlo cada día. La mejor ocasión es inmediatamente después de levantarse. Si la oportunidad se pasa, puede recuperarse más tarde. En lo posible hay que apartarse y estar a solas.
d) El procedimiento no debe ser rígido.
Elementos básicos pueden ser:
- Oración invocando la ayuda de Dios para el devocional
- Lectura bíblica. Si no es sistemática, la Biblia no se estará leyendo. Un método es el de la Unión Bíblica. No interesa tanto la cantidad que se lea. Al leer conviene formularse preguntas aclaratorias como: ¿qué dice el pasaje? ¿qué dice sobre Dios? ¿qué enseña de la relación hombre-Dios? y anotar las principales respuestas en un cuaderno.
- Oración. El contenido del pasaje da motivos de oración. Se establece así, un diálogo con Dios. Además son necesarias la acción de gracias y la oración por motivos definidos. A diario hay que someterse conscientemente a Dios.
Durante el día hay que procurar recordar y en lo posible compartir con otros las enseñanzas de los pasajes leídos. Esta es una buena técnica de recordar. La exhortación mutua es edificante.

martes, octubre 02, 2007

El TiemPo DevOciOnaL (DS 2)

El cristianismo consiste en una relación personal entre el hombre y Dios. La vida eterna consiste en conocer a Dios y a Jesús (Juan 17.3). La intimidad de las relaciones con Dios se puede ver en la afirmación bíblica que la iglesia es esposa de Cristo. Todos los días hay que dedicar tiempo a Dios. Filipenses 3.9-10 expresa el deseo de conocer mejor a Cristo. Hebreos 10.19-22 indica que el camino hacia Dios está abierto, pero exige del hombre la sinceridad. La comunión de los creyentes es con el Padre (1ª de Juan 1.3) y Dios desea tener comunión con el hombre (Juan 4.23). 1ª de Juan cap. 1 revela en el vers. 5 que Dios es luz y que no hay tinieblas en él y en el vers. 7 que la comunión con Dios es posible andando en luz; hace referencia a la muerte de Cristo, expiatoria de los pecados del hombre.

Nadie es digno de acercarse a Dios a causa del sentimiento de culpabilidad. Sin embargo, mediante Jesús hay acceso pleno al Padre. La comunión con Dios es un privilegio del ser humano. Además de privilegio es una necesidad absoluta. La vida cristiana no puede ser fructífera sin ella. Hay que recordar que no tan sólo de pan vive el hombre.

Marcos 1.35 muestra a Cristo orando de madrugada a solas, lo que enfatiza la necesidad que todo creyente dedique un tiempo a la devoción. Durante este período puede conocerse la voluntad de Dios para consigo. 2ª de Corintios 4.16 manifiesta que el hombre interior se va renovando día a día. Si no se tiene diariamente un tiempo devocional, la actividad personal será estéril.

La oración en grupo (DS 1)

(En los próximos post compartiremos algunos apuntes del GBUCH tomados de una conferencia de Douglas Stewart)

La oración unida (conjunta) debe ser la característica de todo grupo de creyentes. Ella es un medio establecido por Dios para que su obra se realice en los miembros del grupo, como también para que nuevos creyentes se vayan agregando a Él.
En Mateo 9.36-38 Jesús pide que se ore porque el Padre envíe obreros a su mies. Este es un medio de colaborar con la misión de Cristo. Lucas 11.1-4 relata cómo enseñó Jesús a sus discípulos a orar. Juan 16.24 exhorta a pedir para recibir y tener gozo de ese modo. Hechos 4.23-31 manifiesta que habiendo sido los apóstoles Pedro y Juan puestos en libertad, se reunieron all resto de los crisitanos y elevaron todos juntos una oración espontánea. Al reconocer su temor, debido a la oposición levantada por las autoridades, fueron reconfortados y recibieron podre para predicar la palabra de Dios. Debe existir siempre un vínculo entre el testimonio cristiano y la oración unida. La lucha por el evangelio lleva forzosamente a la oración. Esta debe nacer siempre de una necesidad, pues, sino, será muerta y vana. Por eso debe existir siempre un vínculo entre las necesidades del grupo y la oración unida. Es necesario pedir además que Dios confirme su palabra para evitar el desánimo.
En Hechos 12.5 se ve a la iglesia orando constantemente por Pedro, sin darse por vencidos por las dificultades. Esta es la única manera correcta de enfrentarlas. La intercesión por otros es un motivo importante de oración. En los días actuales debemos ver milagros y sólo se producirán después de orar con fe, espontánea e informalmente de acuerdo a una necesidad.
Hechos 13.1-3 presenta una actividad normal de los líderes de la iglesia: la oración unida. El programa de un grupo debe nacer de la oración y de la voluntad de Dios y no tan sólo de la mente de los dirigentes. El Espíritu Santo es el estratega y no debe pasárselo por alto. Es preciso recibir de Dios la guianza de los que debe hacerse.
Hechos 16.24-25 aparecen Pablo y Silas orando en el momento de dificultad. Ellos dependieron de Dios y éste actuó para librarlos. Dios no contesta de acuerdo a lo prolongado de la oración, sino según sea la necesidad.
En Romanos 15.30-32 pide Pablo la oración como ayuda en la lucha a favor de la predicación del evangelio. Efesios 6.10-13 indica que la lucha del cristiano es de orden espiritual, por lo que las armas deben ser también espirituales. Hay que orar en el Espíritu, pues en caso contrario las oraciones serán fútiles.
Colosenses 4.2-3 muestra la relación que existe entre la oración unida y el evangelismo. Si ambos van separados, la tarea no será eficaz. 1ª de Timoteo 2.8 manifiesta la impiedad y las malas relaciones entre hermanos son obstáculos para la oración. Santiago 5.16 recomienda la confesión de las ofensas unos a otros y la oración intercesora. Las oraciones no deben ser genrales, sino específicas.
Como quedó anotado, la oración es el medio por el que Dios realiza su obra en los creyentes. Si la oración unida no existe, las bendiciones pueden llegar, pero esto será a pesar d elos interesados y en todo caso, ellas serán sólo una parte de lo que podrían ser.